Lea la transcripción del video devocional de hoy.
Hay una frase que se usa en el cristianismo para describir el reino de Dios: el reino "ya, pero todavía no". Es una frase interesante: ¿qué significa realmente? Bueno, cuando pensamos en el reino de Dios, es muy fácil imaginarlo como un lugar físico que un día se establecerá cuando Jesús regrese y cree un nuevo cielo y una nueva tierra, y se siente en su trono con toda autoridad como Rey.
Sin embargo, las Escrituras también hablan del reino de los cielos como algo que Dios está construyendo ahora y algo que podemos recibir. ¿Cómo podría ser a la vez algo que esperamos con ansias y algo que ya está aquí?
Construido a través de su pueblo
Aprendemos sobre eso en nuestro versículo de hoy, Hebreos capítulo 12 versículo 28. El autor dice: Puesto que estamos recibiendo un reino que es inconmovible, seamos agradecidos y agrademos a Dios, adorándolo con temor y reverencia, porque nuestro Dios es fuego consumidor.
Cuando esperamos el regreso de Jesús, sí, anhelamos ese reino en el cielo nuevo y la tierra nueva. Pero Dios está construyendo su reino ahora, y no lo hace con ladrillos y cemento. No está construyendo muros ni techos. Lo está construyendo a través de las personas. Está formando ciudadanos del reino: tú y yo, personas que desean seguirlo y ser parte de su reino bajo su gobierno y reinado.
Es interesante. Uno de los juegos favoritos de mis hijos ahora mismo es jugar a los reyes y reinas, y su parte favorita es decirles a los ciudadanos —es decir, a mi esposa y a mí— cómo vivir. Nos dicen: "No, no se supone que digas eso", o "Hablamos así", o "Tienes que ir allí. Esa es tu casa y así es como puedes ayudar".
Nadie les enseñó a hacerlo. Simplemente empezaron a darse cuenta por sí solos de que las personas de diferentes lugares, culturas y orígenes actúan de forma distinta. Si quieres formar parte de una comunidad, hay ciertos elementos que unen a las personas.
Ciudadanos de un Reino Mayor
Esto es cierto en el Reino de Dios. Aunque estamos aquí en este mundo, no somos de este mundo. La Biblia dice que Dios nos ha librado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo.
Quiero preguntarte: ¿Para qué reino vives? ¿Vives para el reino aquí en este mundo o para un reino mayor? La belleza del evangelio radica en que Dios toma a personas de diferentes culturas, comunidades, nacionalidades, crianzas, orígenes familiares, historias, sea cual sea tu origen. Dios te llama y luego toma su Espíritu y lo pone dentro de nosotros, unificándonos para vivir como personas en su reino. Nos guía a pensar de cierta manera, a observar el mundo de cierta manera, a responder a los problemas y aflicciones que la gente atraviesa de cierta manera y, en última instancia, a amar de cierta manera.
Vivir para el Reino
¿Cómo te ve el mundo? Si te tomas cinco segundos para mirar a tu alrededor, este mundo se está desmoronando. Pero Jesús está estableciendo un nuevo reino, uno que podemos recibir ahora mismo. Adoremos a nuestro Rey con reverencia y asombro mientras vivimos como ciudadanos de su Reino.
