Lee la transcripción del devocional en vídeo de hoy.
No hace mucho, recibí noticias de un amigo al que le diagnosticaron la enfermedad. Recuerdo que, al enterarme, me invadió el miedo. Fue uno de esos días en los que no quería levantarme de la cama. Me sentía muy deprimido y abatido. Recuerdo preguntarme con sinceridad: « Dios, ¿vas a ayudarme en esta situación?». Me preocupaba mucho si mi amigo lograría salir del atolladero en el que se encontraba, porque la situación no pintaba nada bien.
Predicándonos a nosotros mismos
¿Qué hacemos en esos momentos en que nos sentimos impotentes? Recibimos malas noticias y, sinceramente, el miedo nos invade. Les contaré lo que hice. Me animé a mí mismo. Comencé a repasar las verdades de la Biblia. Primero me recordé: soy más que vencedor. Tengo un Dios que tiene el control. Tengo un Dios todopoderoso. Dios, confío en tu carácter. Me acordé de Isaías 43:2: «Aunque pases por estas aguas profundas, yo estaré contigo». Me estaba animando a mí mismo.
El versículo de hoy es uno de mis favoritos porque nos recuerda que nada es imposible para Dios. Esto es lo que Jeremías dice casi al final del versículo: «Nada es imposible para ti».
Confiar cuando las circunstancias no coinciden con la promesa
Jeremías era conocido como el profeta llorón, y se dirigía a la nación de Judá, que acababa de perder su tierra. Es importante entender esto, porque Dios les había prometido que la recuperarían. Uno podría pensar que Dios había mentido, pues les había dicho que la poseerían, pero la perdieron. Sin embargo, Dios le pidió a Jeremías que comprara la tierra como muestra de fe, asegurándole que finalmente la recuperarían. Así pues, Jeremías compró la tierra, y Judá fue restaurada y llegó a poseerla.
Esta es la conclusión principal. Al leer esto, me surgieron un par de preguntas. Una es: ¿Confiaré en lo que lea en la Biblia si mi situación no ha cambiado? A Jeremías se le ordena comprar la tierra, aunque la acaban de perder. Habrá momentos en nuestras vidas en los que leeremos la Biblia y nos preguntaremos: « Señor, esto es lo que dijiste, pero esto es lo que estoy viviendo».
¿Qué necesitas hoy?
En esos momentos, que este versículo de hoy te sirva de recordatorio: «Nada es imposible para Ti». Como nada es imposible para Dios. Si Dios está presente, terminará lo que empezó. Mi pregunta para nosotros hoy es sencilla: ¿Qué necesitas hoy? Quizás necesites alegría. Quizás necesites paz. Quizás te hayas quedado sin valor. Quizás te sientas deprimido y digas: « Señor, llevo años y años pasando por esto, y no creo que vayas a sanarme». Cuéntaselo a Dios. Dile lo que necesitas, porque nuestro texto nos dice que nada es imposible para Dios.
Esto es lo que sé. Dios siempre está obrando en secreto, lo veamos o no. Hay cosas que podemos controlar, pero el resto debemos dejarlo en manos de Dios. Nuestra labor es orar. Nuestra labor es creer. Nuestra labor es vivir según la Palabra. Pero los resultados no nos pertenecen. Le pertenecen a Dios. Quiero recordarles hoy que nada es imposible para Dios.
